viernes, 13 de noviembre de 2009

Déjeme donde pueda, por favor


En otro de esos agobiantes mediodías caraqueños, me cuenta Curiojo que andaba de Principal a Conde, cuando una colorida serie aguamarina (advertida previamente por la fétida sensación a Tapa Amarilla en su olfato) le salpicó como esa rebelde gota de limón lo hace en el pescao frito que uno se come en la playa.
Según Curiojo los colores estaban claros y había buena sincronía en la composición. El pana nuevamete se dijo: -Aquí tengo algo-
Pero, la dinámca diaria en nuestra metrópolis no deja tiempo a la inercia de los haces luminosos en el fondo de la caja negra y aquí vemos el ejemplo.
Por eso Curiojo me dijo: "Cuando se tiene a mano el instrumento, no puede perderse la oportunidad de utilizarlo."
Y es verdad, aun cuando se ve en la gráfica que el Metro está a la izquierda y la "gran solución para Caracas" al día de hoy te coloca -a precio solidario- en tu lugar de destino con bastante rapidez, aquí nos encontramos que eso no vale frente a la avidez de lo fácil y de lo inmediato, que nos ha impreso el ritmo capitalino en el subconsciente colectivo, al morar en sus entrañas.
Por eso, no sorprende que se aproveche el servicio sanitario chic y desinfectantemente perfumado, para dejar unos pasajeros......

"¡En la esquina por favor!"